
Supervivencia
de Diego Margutti
Hayan sido escritos en verso o en prosa, estos textos breves iluminan la noche con un fulgor de fuegos de artificio, perfilando fugaces personajes y paisajes: el padre como alivio tragicómico, la charca como reserva vital. La tarde se suma al elenco y se hace imaginable como el espejismo de una mujer bien producida. La memoria de la niñez es la invitada de lujo a esta fiesta de disfraces de las pequeñas cosas, esta danza animada de figuras que mutan unas en otras; el presente de la escritura, su anfitrión en el poema.
No se tuvo, en aquella infancia mítica, la astucia necesaria para que la mano capture una rana en pleno salto; pero son esas mismas dos manos las que escriben ahora sin dejar de asir el mundo, sin dejar escapar el recuerdo de aquella rana perdida. Hay fisuras en la escena, grietas detectadas por donde el agua se fuga. Y sin embargo el presente de un saber hacer con la palabra se toma revancha de aquel casi olvidado no saber hacer con las cosas. Si la torpeza –tanto la del padre como la del niño– ponía aquel mundito al filo del caos, ahora es el poeta quien organiza en sabias composiciones aquellos estallidos.
Los poemas de este libro, desde el que le da título, configuran un kit de supervivencia que prolonga la vida con una condición: que cada cosa se transforme en otra. Y es por eso que la metáfora –el clásico teatro de poner una imagen a actuar de otra que se le parece– renace en este libro como estructura ósea, como arquitectura viva del sentido.
Entre el motivo clásico de la metamorfosis y el gesto vanguardista, la poesía de Diego Margutti abre así un campo de belleza iridiscente, un juego de resignificaciones, una pradera de cositas que titilan y que en cada guiño alumbran un camuflaje impensado.
Beatriz Vignoli
Género: poesíaARS$ 14500
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Ejército de perdedores
de Zandro Zás
Diego Margutti
Nació en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, y desde los 18 años vive en Rosario.
Estudió Comunicación social y no la terminó, estudió Administración de empresas y no la terminó. Trabajó de todo, hoy en el sector logístico de una empresa.
Hace varios años, buscando un taller de lectura para expandir la experiencia de leer, se encontró con un taller de escritura, y desde ahí, inició un derrotero por talleres, cursos y personas que acercan su sensibilidad a lo que escriben.
Hoy es miembro de una editorial de poesía de gestión colectiva que se llama Perfeito (@perfeito.ediciones), con la que publicó Fósforo, su primer libro de poemas.
Aprendió que a escribir se llega junto a otras personas.