Héctor Viel Temperley - Poeta argentino

Héctor Viel Temperley (1933 - 1986). Poeta y publicista, sus obras pasaron casi inadvertidas durante mucho tiempo salvo para pocos iniciados, entre ellos, Enrique Molina. Cuando Rodolfo Fogwill comenzó a hablar de él, se convirtió en un escritor de culto para por lo menos, dos generaciones de poetas que lo idolatran. Su obra parecía convencional, hasta que se liberó de ataduras y rigideces, y pudo encontrar una voz propia, que contó con belleza y brutalidad la experiencia de nadar, los caballos, los cosacos, la presencia de Dios, la comunión y la enfermedad final, que lo llevó a una muerte temprana. Su último libro, Hospital Británico, es sin dudas, su obra maestra.
Hospital Británico (fragmentos)
La muchacha regresa con rostro de roedor,
desfigurada por no querer saber lo que es ser
joven.
Llevando otro embarazo sobre las largas piernas,
me pide humildemente fechas para una lápida.
Tu rostro
Tu Rostro como sangre muy oscura en un plato de tropa, entre cocinas frías y bajo un sol de nieve; Tu Rostro como una conversación entre colmenas con vértigo en la llanura del verano; Tu Rostro como sombra verde y negra con balidos muy cerca de mi aliento y mi revólver; Tu Rostro como sombra verde y negra que desciende al galope, cada tarde, desde una pampa a dos mil metros sobre el nivel del mar; Tu Rostro como arroyos de violetas cayendo lentamente desde gallos de riña; Tu Rostro como arroyos de violetas que empapan de vitrales a un hospital sobre un barranco.
*
Por las paredes de los rascacielos el calor y el silencio suben de nave en nave: Obsesivo verano de fotógrafo en fotógrafo, ojos de Arponero que rayan lo que miran. Ser de avenidas verticales que jamás fue azotado.
Yace muriéndose
Toda la transpiración de mi cuerpo regresará a mis ojos cuando muera el tambor en donde fui formado y hable con Él —como un niño borracho— entre sillas caídas, río crecido y juncos.
*
Todas las lágrimas de mi vida volverán a mis ojos; y por las hondas sedas de un pecho de caballo querré internarme, huir, refugiarme en mi casa de trozos esparcidos de ballenas: mi casa como cuerpo de varón recién nacido en el tórrido vientre del silencio.
Para comenzar todo de nuevo
Es mi parte de tierra la que llora por los ciruelos que ha perdido.
Para comenzar todo de nuevo
El verano en que resucitemos tendrá un molino cerca con un chorro blanquísimo sepultado en la vena.