Desvelados - Emilia Cortina

Una llama violeta

 

Papá me cuenta de un hombre que sabía leer el aura. Voy a llamarlo Jorge, era su jefe hace muchos años, cuando trabajaba de cadete. De vez en cuando, Jorge le decía a alguno de sus empleados: parate allá, a contraluz. Después, lo miraba con los ojos entrecerrados durante unos minutos y le contaba qué colores veía, le revelaba cómo estaba.

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Se supone que el aura es la irradiación luminosa de todo lo vivo. Su coloración habla de cómo somos y sentimos.

Puede ser roja, naranja, amarilla, verde, azul, violeta, rosa, plateada, dorada.

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Una vez tuve migraña con aura. Empezó como un dolor de cabeza, una chispa borrosa en mi vista que fue creciendo hasta cubrirlo todo. El mundo se sumergió en una niebla que dolía.

Pensar en el aura me recuerda a esa migraña.

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Pruebo leer mi propia aura. Google me recomienda que use un espejo. Me siento frente a uno de marco dorado que compré en una feria americana. Cierro los ojos y respiro profundo. Tendría que meditar, hago como que medito y me calmo. Abro los ojos y me miro, pero no veo ningún color, mi entorno no brilla. Me veo cara de sueño, de incrédula, de seria.

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Internet dice que también puedo leer mi aura por numerología. Es solo un cálculo, es calcular el aura, más que leerla. Sumo muchos números hasta que me dan 4.  Significa que mi aura es verde. Yo quería dorada o plateada.

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El verde significa equilibrio espiritual, lógica y coherencia, fidelidad a los amigos. Fertilidad, porque las plantas son verdes y son fértiles. Es dar amor sin pedir nada.

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Vuelvo a mirarme en el espejo. No me veo verde. Amarilla, más bien.

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Sigo leyendo páginas web. Me entero de que un aura sucia causa sueño, depresión, ansiedad, pesadez.

Hoy me desperté con mucho sueño. ¿Estará sucia mi aura?

Puede ser.

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En Internet explican que el aura se limpia con palo santo, cristales, reiki, spray mágico, meditación, sal. También se puede repetir el mantra: Lo siento, Perdón, Te amo, Gracias, visualizar la Llama Violeta o imaginar una luz blanca que me protege.

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Lo siento, Perdón, Te amo, Gracias.

Lo siento, Perdón, Te amo, Gracias.

Lo siento, Perdón, Te amo, Gracias.

 

Lo siento me suena a doblaje latino en la tele. Lo siento.

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¿Una llama violeta?

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Mejor voy por el camino de la imaginación.

Imagino que una luz blanca me protege.

Imagino que me limpia el aura.

Imagino el brillo verde, inmaculado que se irradia desde mi centro, mis huesos.

 

Emilia Cortina

Nació en Buenos Aires en 1987. Es licenciada y profesora en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA), graduada del posgrado internacional en Escrituras: creatividad humana y comunicación y diplomada en Lectura, escritura y educación por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Actualmente, cursa la especialización en Lectura, escritura y educación en esta misma universidad. También participa en diferentes talleres, coordinados por escritoras como Mara Laporte, Natalia Romero y Mercedes Halfon, en los que ha profundizado en la narrativa, la microficción y la poesía.

Desde hace más de 10 años, trabaja explorando los cruces entre la escritura, la comunicación, la educación y las tecnologías digitales. Como parte de esas búsquedas, es facilitadora pedagógica digital en escuelas secundarias y docente de Didáctica de la Comunicación en el Profesorado de Comunicación de la UBA. En el marco de esta carrera, coordina junto a Claudia Risé un grupo de investigación sobre escritura, comunicación y educación. Además, orienta procesos creativos en distintos espacios, entre los que se destaca el proyecto Lengua de lava, lecturas y escrituras desde el magma de la experiencia, junto a Bárbara Duhau.

 

Sueña desde que tiene memoria y escribe desde que aprendió a dibujar las letras. De nena, quería ser escritora. Después se fue dando cuenta de que, de algún modo, ya lo era. 

En octubre de 2021 editó con Enero editorial, Noctámbula. La restauradora de sueños. Lo podés adquirir haciendo clic aquí.